De pronto todos estaban en las calles de pueblo. Encendieron más de 200 fogatas. Se reunieron en asamblea multitudinaria. Cerraron los accesos a su pueblo, Cherán. En cada fogata se discute. Pero también armados, decidieron organizar guardias. Son miles. Son ancianos, mujeres, hombres y en especial, muchos jóvenes. Son purépecha.
En algún lugar de Michoacán desde abajo surge una energía, un movimiento, una rebelión, un levantamiento dicen ellos. Es para gritar que están hartos. Para decir ya basta. Son demasiados agravios: los talamontes han destruido cerca del 80% del bosque nativo. Aliados con los narcotraficantes causan terror. Pero el pueblo purépecha de Cherán salió a la calle. Eso fue hace un año y aún ahora, siguen en las calles, cuidando de su propio pueblo. Con la autoorganización sacaron a los talamontes de su territorio.
Cuentan que pasaban a diario numerosas camionetas a llevarse la madera y los arboles. Organizaron rondas comunitarias rotativas que duran las 24 horas del día. Las rondas funcionan alrededor de las fogatas donde la gente habla, delibera, donde se reconstruyen y fortalecen los lazos vecinales, de amistad y cooperación. Los jóvenes participan en Radio Fogata, como vehículo de expresión de lo que sucede en Cherán k´eri. De manera increíble, fogatas, barricadas, rondas y la decisión del pueblo hizo retroceder a los talamontes.
Pero el levantamiento no termina ahí. Deliberando, decidieron que los partidos políticos no los representaban. Decidieron exigir que se reconociera otra forma de gobierno, basada en sus usos y costumbres. Con movilizaciones y protestas lo exigieron…y lo lograron. El Instituto Federal Electoral canceló el proceso electoral local, respondiendo a su demanda. Cherán se autogobierna. Comienza la autodeterminación. Se desata una democracia desde abajo.
Si como plantea Bookchin “la política verdadera es la gestión de la comunidad por la gente misma de la comunidad a través de asambleas”, entonces los pobladores de Cherán han recuperado la política, emergiendo desde abajo una democracia permanente y alternativa basada no en la delegación sino en la participación directa de todas y todos; no basada en unos cuantos sino en todos los habitantes; no a través de partidos y gobiernos sino a través de la autoorganización popular. El levantamiento se suma así a las experiencias comunitarias de seguridad colectiva basadas en guardias y policías que emanan del propio pueblo como en los casos de Ostula también en Michoacán, o en Guerrero de la Policía Comunitaria o del Consejo Regional de Indígenas del Cauca en Colombia, experiencias todas de autodefensa frente a la violencia, los criminales, la guerra y el terror de las armas de grupos paramilitares o narcotraficantes. El levantamento de Cherán se suma también a los cientos, quizá miles de experimentos de democracia desde abajo que algunos llaman “autonomías”, que otro denominan “grietas del capitalismo”, otros más “democracia directa” pero donde -sin importar su conceptualización- la gente misma, los pueblos organizados, la multitud, los de abajo, retoman su propia capacidad como sujeto político, su propia potencia basada en el habla colectiva, en la deliberación, en la decisión, en la ejecución de dichas decisiones.
Estas experiencias recuperan para sí mismas lo que partidos y gobiernos han arrebatado: su capacidad de decidir sobre sus vidas, sobre sus problemas, sobre sus destinos. Desde abajo muestran otro camino al de la democracia dominante: la de la autodeterminación que surge desde los barrios y las comunidades.
A pesar de no estar en los medios de comunicación, a pesar de que su voz no se escuche en las universidades, a pesar de la violencia y la guerra que vive el país, Cherán junto a numerosas experiencias, resiste, pero en su resistencia a la violencia y al poder también va instituyendo algo nuevo. Esos mundos nuevos surgen en los intersticios de la normalidad del dinero, del mercado, de los partidos, de la televisión. Surgen no sin dificultades, germinan, crecen. Tal vez, sólo tal vez, de esas semillas surja un mundo otro. De las fogatas de Cherán, cuidadas por sus hombres y mujeres, se protege la vida, los bosques y también…el mañana