El viejo régimen ya no existe, pero perdura. El sistema autoritario mexicano del siglo XX se ha ido, mas muchos de sus rasgos siguen funcionando. Ya no gobierna una sola fuerza partidaria, pero todas gobiernan de manera similar. Si bien hay reglas formales para la disputa por el poder, las informales determinan el proceso. Todo el nuevo sistema se pone en cuestión ante la evidente impunidad, corrupción y represión característica del nuevo sistema de partidos.